Como era posible, como podía tener llamadas perdidas de él. Vale, calmate, esto tiene que tener una explicación razonable. Puede ser una broma de mal gusto o puede que aún no hayan cortado la línea de teléfono.
Saqué
el móvil para mirar la hora, aún me quedaba tiempo para vestirme e
ir a la floristería. Tome el poco café que quedaba en mi taza y me
fui a mi cuarto para vestirme. Me quedé frente al armario sin saber
que ponerme, pensando que le podría gustar a Alex, pero iba a ser en
vano porque no sería capa de darse cuenta de nada. Cogí unos
vaqueros desgastados que me sentaban bastante bien con la silueta
delgada que tenia y una camisa de color verde agua que acentuaba mi
pelo oscuro y mis ojos verdes. Volví a sacar el móvil para ver de
nuevo la hora, habían pasado 10 minutos. Fui al cuarto de baño para
peinarme, mis pelos estaban bastante rizados como de costumbre y me
era muy difícil peinarlos. Abrí el primer cajón y cogí el peine
de color lila. Me moje un poco el pelo y empece a peinarme, cogiendo
me una cola alta que hacia que mis rizos cayeran en forma de cascada.
Cogí mis zapatos más cómodos que tenía y me los puse.
Baje
corriendo escalera abajo, teniendo cuidado de no tropezarme y caerme.
Cogí mi abrigo y bufanda de colores, abrí la puerta y salí a la
calle. Corrí a la parada del autobús esperando a que el siguiente
autobús no tardara mucho. Miré el horario y faltaba unos 7 minutos
para el siguiente, así que me senté al lado de una señora ha
esperar. Mis llaves del coche aún colgaban en el llavero, pero desde
que Alex y yo tuvimos el accidente no soy capaz de coger el coche. El
autobús estaba a unos metros de mí, así que me levante para
estirar en mientras las piernas. Mientras me levantaba la señora de
al lado me cogió del abrigo y me dijo algo que no fui capaz de
escuchar. La señora se levanto y se fue al lado contrario al que
venia el autobús, desapareciendo en una de las calles. Me extrañe
bastante ya que no creía conocer a esa señora y no me resultaba
nada familiar.
El
autobús paro en frente mía y la gente comenzó a entrar uno por
uno. Me monte y busqué el dinero entre los bolsillos traseros del
vaquero. Le di el dinero al conductor, cogí el ticket y me fui al
fondo del autobús donde aún había sitio para sentarse. Me senté
al lado de una de las ventana que estaba vaciás para no aburrirme
demasiado. La mayor parte de los pasajeros eran personas mayores o
madres con sus hijos que jugaban en sus sitios o correteaban por el
pasillo. Mire por la ventana y el día estaba bastante nublado, tarde
o temprano llovería. Debería de haber cogido el paraguas- pensé
mientras miraba como las nubes se agolpaban en el cielo. Ya estaba
cerca de la floristería así que le dí al botón para avisar al
conductor que en la siguiente parada debía pararse. Cogí mi bufanda
y me levante teniendo cuidado de no tropezar con nadie. Me pare en
frente de la puerta esperando a que se parara y abriera la puerta.
Bajé los escalones y comencé ha andar hacia la floristería que
estaba a una sola calle de la parada. Había bastante gente en la
calle, lo que no era costumbre por esta zona, ya que la gente de por
aquí son mayores o personas que están ocupadas trabajando.
Al
girar en una de las esquinas me tropecé con una niña pequeña, lo
que me hizo echar me para atrás y a ella caer en el suelo. Al mirar
hacia el suelo pude ver que la pequeña se había lastimado en la
rodilla. Le tendí la mano para que le fuera más fácil levantarse,
sin tener que forzar tanto la rodilla. La niña se quedo mirándome
con esos grandes ojos marrones, como intentando decirme algo. Cogió
mi mano, se puso de pie y sin previo aviso comenzó a llorar
desmesuradamente. Me cogió por sorpresa, así que por un momento no
supe que hacer, pero en cuanto me compuse me puse en cuclillas para
estar a la misma altura y la rodee con mis brazos, esperando que eso
la calmara. La niña dejó de llorar y de nuevo me miro con esos
hermosos ojos. El cabello de la niña ere castaño claro y tenía una
gran sonrisa.¿Qué te pasa pequeña, te has perdido?- le pregunte
mientras me incorporaba. Sí, no se donde está mi mamá- me dijo con
lágrimas de nuevo en sus ojos. Mire alrededor para ver si alguien
estaba buscando a la niña, pero fue en vano. Bueno pequeña,¿Cómo
te llamas?- le dije con una gran sonrisa. Al principio me miró
insegura, sin saber si decirme o no su nombre. Ade... me llamo
Adelalila- dijo devolviéndome la sonrisa. La cogí de la mano y le
pregunte que a donde había estado la última vez antes de perderse.
Estaba en ese sitio, el que tiene tantas flores...- no lo dijo con
mucha seguridad, así que pensé que a lo mejor estaba en un sitio
con muchas flores, como la floristería. La cogí en brazos para que
no empeorara la rodilla y seguí andando calle abajo. Al terminar esa
calle nos encontrábamos en el parque Tulipán y la niña empezó a
señalar hacia una de las tiendas que había en los alrededores. La
solté en el suelo, mis brazos estaban ya cansados, y le pregunte en
que tienda era donde había estado con su madre. En la de chuches, en
la tienda de chuches- esta vez lo dijo con rotunda convicción. La
senté uno de los bancos y de nuevo mire a mi alrededor, y en ese
momento vi a una mujer preguntando alterada a la gente que había por
el parque. Esa tiene que ser la madre- pensé. La mujer nos vio y
vino corriendo con lágrimas en los ojos. Mi niña, que susto me he
llevado...- dijo sin aliento.
La
niña comenzó de nuevo a llorar y a abrazar con sus diminutos brazos
a su querida madre. Muchas gracias, nunca podré agradecértelo- su
voz ronca sonó como un susurro. No ha sido nada... cualquiera
hubiera hecho lo mismo- no sabía por que pero sus palabras me
hicieron sonrojar. Me despedí con un abrazo de la pequeña Adelaila
y de su madre, dejándolas tras mi espalda. Cogí por una de las
calles principales para tardar menos. Mientras caminaba pensé sobre
mi infancia, pero no era capaz de recordar muchas cosas que eran
importante. Desde bastante tiempo tengo grandes lagunas en mi
memoria, que según los médicos es debido al accidente. En menos de
8 minutos ya estaba en la puerta de la floristería. Entré y saludé
a la dependienta como de costumbre. Hola Hela, ¿Cojo las flores de
siempre?- era habitual en ella anticiparse.
Hoy
quiero flores diferentes, tiene que estar harto de las mismas flores-
mi voz no sonó con demasiado ánimo. No creo que se canse de las
mismas flores, al fin y al cabo se las regalas tú- siempre sabía
como animarme. Quiero crisantemos rojos y espino blanco- dije con una
sonrisa. La dependienta fue a la parte de atrás de la tienda y
cuando salio tenia entre sus manos el ramo de flores. Pensaba que
sería una combinación extraña pero al mirarlo de cerca me dí
cuenta que era perfecto. Salí de la floristería y miré de nuevo el
reloj, iba un poco justa pero si me daba prisa andando llegaría a la
primera hora de la visita. Cogí de nuevo otro autobús y en unos 15
minutos ya estaba en el hospital. Me puse frente al ascensor
esperando con ansias que bajara, subí y le dí a la cuarta planta.
Mire número por número para estar segura de que no me equivocaba,
hasta que vi el número 208. Me quedé mirando frente por frente la
puerta como solía hacer siempre, teniendo la esperanza de que fuera
el día. Respiré profundamente y abrí la puerta, primero despacio,
como queriendo que el tiempo se parara, después más rápido, con
ansias de saber que era lo que me esperaría dentro de esa
habitación. Y otro día mas hay estaba él con su rostro calmado,
sereno, como si no hubiera pasado nada, como si todo hubiera sido una
pesadilla.
SIGNIFICADO FLORES:
Crisantemo rojo--> Amor intenso // Espino blanco-->Esperanza
Hola,
ResponderEliminarEstá muy bien. Voy a seguirte, espero que tú también me sigas.
http://confesionesbeauty.blogspot.com.es/
Un besito.